El AKC describe el temperamento en la raza como «de naturaleza gentil, sociable y manejable».13 El labrador tiene fama de ser una raza equilibrada y un excelente perro de familia. Esto incluye una buena reputación con los niños de todas las edades y otros animales.11 Tiene aptitudes de perro colaborador; lo que ha sido utilizado para poder entrenarlo como perro de ayuda, para que alcance cosas que están tiradas, apague las luces, entre otras funciones. No es adecuado como un perro guardián, es decir, podrá ladrar para dar aviso, pero por lo general no actuará con mayor agresión, ya que tiende a ser un perro amigable con la gente,11 sobre todo si es socializado desde temprana edad.
La bulliciosa naturaleza del labrador, junto con su falta de miedo, hacen que se aburra muy fácilmente si no es estimulado apropiadamente con ejercicio, socialización y adiestramiento. Un labrador sin entrenamiento puede volverse ingobernable, y debido a su tamaño y a su entusiasmo si no se ejercita se convertirá en un tornado de destrucción o intentará escaparse para aliviar su aburrimiento, frustración y exceso de energía, por lo que requieren de un entrenamiento y manejo firme para asegurarse de que no se descontrole —un adulto sin control puede ser muy problemático—.
Los labradores maduran en torno a los tres años de edad, antes de este tiempo pueden tener un grado significativo de energía tipo cachorro, lo que es a menudo mal etiquetado como hiperactividad